Una visión coránica del pensador Ali Muhammad Al-Shurafaa La zakat y sus beneficios para la sociedad humana
La zakat no es solo una
obligación financiera, sino un gran proyecto divino que busca lograr el
equilibrio social y la justicia económica.
Dios Todopoderoso ha
determinado con claridad la proporción de la zakat:
una quinta parte (el 20%)
de las ganancias netas de empresas, instituciones financieras y bancos debe
destinarse a los grupos merecedores, tal como se indica en el Libro Sagrado.
Dios dice en el Corán:
«Y en sus bienes hay un
derecho conocido» (Al-Ma'arij: 24)
Este “derecho conocido” es
una proporción fijada legalmente, no una cifra ambigua sujeta al juicio humano,
como se aclara también en:
«¡Oh vosotros que habéis
creído! Dad en caridad de lo bueno que habéis ganado» (Al-Baqarah: 267)
Dios se dirige a los
creyentes que se alegran al aplicar Su ley, y que sienten la grandeza de
acercarse a Él cuando dan de lo que Él les ha provisto. Dice el Altísimo:
«¿Quién es el que presta a
Dios un buen préstamo? Él se lo multiplicará y tendrá una generosa recompensa»
(Al-Hadid: 11)
Reflexiona sobre esta
grandeza: Dios, el Dueño de todo, te pide un préstamo, y si tu fe es sincera,
dirás:
"Por Dios, si Él me
pidiera mi vida, mi riqueza y todo lo que tengo, no dudaría ni un
segundo."
Estas son las
características del creyente que se apresura a pagar la zakat, obedeciendo a
Dios y esperando Su recompensa. Acuden a las instituciones correspondientes
para entregar lo que deben según la legislación divina, y regresan con el
corazón tranquilo y el alma satisfecha, esperando la promesa verdadera de Dios.
Y tras cumplir con la
zakat, se sorprenden con ganancias abundantes y bendiciones en su riqueza: una
inversión fructífera, una negociación exitosa... y Dios cumple Su promesa.
¿Quién es más veraz que
Dios en su palabra? ¿Y quién es más fiel a Su pacto?
Así, la gente conoce quién
es el verdadero creyente: aquel que persevera en la zakat, comercia con Dios, y
ve multiplicarse sus recursos, obtiene el agrado de su Señor, y su nombre queda
inscrito entre los compañeros del Paraíso.
Quien quiera estar entre
los siervos justos de Dios, que se aferre al Libro de Dios y aplique Su ley,
entre ellas, la obligación de la zakat, porque es la llave de la bendición y el
camino hacia el Paraíso.
Resumen: De un “derecho
conocido” a un sistema completo
Las aleyas sobre la zakat
en el Corán forman un sistema interconectado y coherente. Comienzan con el
reconocimiento del derecho de los pobres, como se indica en:
«Y en sus bienes hay un
derecho conocido, para el mendigo y el desamparado» (Al-Ma'arij: 24–25)
Este texto claro indica
que ese derecho está definido y no debe quedar al arbitrio humano ni a pasiones
personales.
Luego, la alegación del
quinto (el 20%) aparece en:
«Sabed que de cualquier
botín que obtengáis, una quinta parte pertenece a Dios, al Mensajero, a los
parientes, a los huérfanos, a los pobres y al viajero» (Al-Anfal: 41)
Aquí, Dios especifica que
el quinto de las ganancias es la proporción obligatoria de la zakat, que debe
ser distribuida entre los destinatarios legítimos.
El sistema se completa con
la detallada enumeración de los beneficiarios de la zakat:
«Ciertamente, las limosnas
son para los pobres, los necesitados, los que trabajan en su distribución, los
que tienen los corazones cercanos al Islam, para liberar a los esclavos, para
los endeudados, en el camino de Dios y para el viajero necesitado» (At-Tawbah:
60)
Esto constituye una
declaración completa, que no deja lugar a la especulación sobre la proporción o
quiénes merecen recibirla, cerrando la puerta a interpretaciones que pudieran
estar influenciadas por intereses personales o mundanos.
El Corán también define el
origen de la zakat, como en:
«¡Oh vosotros que habéis
creído! Dad en caridad de lo bueno que habéis ganado» (Al-Baqarah: 267)
Es decir, debe extraerse
de lo mejor de las ganancias, no de lo despreciable o lo sobrante, lo que
muestra el vínculo entre la calidad del dinero y la justicia en su
distribución.
Dios también advierte a
los creyentes sobre el peligro de descuidar la zakat, por su impacto directo en
la seguridad y estabilidad social:
«Y gastad en el camino de
Dios, y no os arrojéis con vuestras propias manos a la destrucción»
(Al-Baqarah: 195)
Un claro aviso de que la
negligencia en el gasto solidario puede llevar al colapso social y al desorden.
El Corán culmina esta
arquitectura legislativa con un llamado espiritual elevado:
«¿Quién es el que presta a
Dios un buen préstamo? Él se lo multiplicará muchas veces» (Al-Baqarah: 245)
Este llamado anima al
creyente a dar voluntariamente, con la garantía divina de recompensa abundante,
asegurándole que todo lo que se da en el camino de Dios está guardado y será
multiplicado.
Conclusión
Así queda claro, a través
del orden de estas aleyas, que la zakat en el Islam no es simplemente un acto
de adoración económica, sino un sistema social y económico completo, diseñado
para lograr la justicia, fomentar el desarrollo de la comunidad y proteger su
estabilidad.
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