El pensador árabe Ali Muhammad Al-Shurafaa Al-Hammadi escribe: El Profeta fue enviado para iluminar los caminos de la humanidad... el sectarismo y las doctrinas han desviado la religión

 


Resumen

El destacado pensador árabe, el profesor Ali Muhammad Al-Shurafaa Al-Hammadi, afirma que la causa principal de la pérdida de la esencia del Islam es el sectarismo doctrinal, que ha transformado una religión de misericordia, justicia, libertad y paz en una plataforma de excomunión, violencia, decapitaciones y conflictos.

Este enfoque desviado se consolidó bajo la cobertura de relatos falsos, invenciones e influencias israelitas que fueron introducidas en la religión y falsamente atribuidas al Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él).

Sin embargo, el Profeta no fue enviado como guerrero, político ni líder sectario, sino como mensajero de la palabra de Dios que ilumina los caminos de la humanidad y establece la misericordia, como dice el Altísimo:

{Y no te enviamos sino como misericordia para los mundos} [Al-Anbiya: 107].

El Profeta ilumina los caminos de la humanidad

Dice Al-Shurafaa Al-Hammadi:“ En medio de las luchas sectarias y las facciones enfrentadas —desde los sufíes hasta los salafistas, de los jariyíes a los chiíes— y entre Estados represivos o regímenes que se ocultan tras vestiduras religiosas o herencias otomanas, se ha perdido la esencia de la religión y nos han robado su mensaje.

El Islam, que vino como misericordia para los mundos, ha sido convertido en un instrumento de excomunión, violencia y legitimación del extremismo, todo ello bajo el amparo de hadices de dudosa autenticidad falsamente atribuidos al Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), y de los cuales él es completamente inocente.

Si las personas reflexionaran sobre el Corán, comprenderían que la religión de Dios no se toma de la boca de los narradores, sino del Libro que Dios reveló a Su Profeta, un libro al que no se le acerca la falsedad ni por delante ni por detrás.

Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) fue enviado como mensajero de la misericordia, no de la espada, como dijo Dios:

{Y no te enviamos sino como misericordia para los mundos} [Al-Anbiya: 107].

Dios describió la misión del último de los profetas, no como guerrero ni líder político o sectario, sino como portador de la palabra divina para iluminar los caminos de la humanidad.

Una herencia mezclada con deseos e invenciones

Continúa Al-Hammadi:

Los mercaderes de la religión distorsionaron ese mensaje, vistieron al Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) con ropas que no eran las suyas y le atribuyeron cosas que nunca dijo.

 

Promovieron hadices que contradicen claramente el Corán y basaron en ellos cientos de fatwas, hasta el punto de que esas palabras humanas llegaron a considerarse una legislación superior a la palabra de Dios.

¿Quién les autorizó a legislar en nombre de la Sunnah una religión diferente? ¿Quién les dio poder para convertir una herencia contaminada por deseos e invenciones en una autoridad que compite con el Libro de Dios?

Esto es una grave desviación del mandato divino, claramente expresado en:

{Seguid lo que se os ha revelado de vuestro Señor y no sigáis, fuera de Él, a otros protectores} [Al-A'raf: 3].

Se ha falsificado la imagen del Profeta y se han ocultado los rasgos de la misericordia coránica en favor de un Islam deformado que siembra la duda y la confusión en el alma de los creyentes.

El ser humano ha llegado a ignorar que la verdad está a su alcance, preservada en un Libro que habla con la verdad, y que no necesita ningún intermediario entre él y su Creador.

Volver al Corán no es un lujo intelectual ni una opción filosófica, sino una necesidad existencial para rescatar la religión de las trampas de una herencia oscura.

Debemos restaurar al Corán su lugar como referencia suprema y final, pues solo él fue descrito por Dios como:

{Y te hemos revelado el Libro como explicación de todas las cosas} [An-Nahl: 89].

Liberar al islam

Concluye Al-Hammadi:

“Liberar al Islam de las manos de quienes lo han tergiversado, y limpiar la imagen del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) de las mentiras atribuidas a él, no es solo un deber religioso, sino el comienzo de un renacimiento espiritual e intelectual que restaure la pureza de la religión y la naturaleza innata de las personas.”